domingo, 30 de mayo de 2010

La chica-zombie y el idiota o viceversa


El Idiota le hace honor a su nombre
en realidad lo es, y mucho
él se pierde en la estupidez de sus pensamientos
pensando que necesita ver en el tiempo
quiere verse a si mismo como alguien normal.
El idiota no es idiota porque sea idiota
El idiota es idiota porque no se da cuenta
No puede creer que sea especial.
No puede creer que alguien piense que es especial...

La chica-zombie no es zombie porque quiera
Tiene algo que hace que camine muerta.
Ella pudo vivir 1000 años, pero escogió unos cuantos cientos menos
Algo la ataba al suelo, porque nunca pudo ver la luz.
Desde su tumba ella sale a recoger mala hierba
y adorna la entrada a su mausoleo con colores tierra.

El idiota y la zombie no se conocen
Tal vez en otra vida supieron quiénes eran
Pero en ésta, no se conocían en nada
Ni uno al otro
Ni cada uno a sí mismo.
Ni la más mínima idea.

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El idiota salió a caminar un día sólo, como siempre.
Mientras pensaba en la nada, o pensando en su próxima creación
Siempre creaba pequeños poemas con melodía, melodías hermosas
Melodías que él consideraba normales porque era idiota.
Lo que él no sabía era que esos poemas musicales harían de su persona
Alguien que él no creía que era.

Pensando, entre claves de sol, no se dio cuenta que pisó la tumba más solitaria del lugar.

"¿Qué demonios está pasando?"- se preguntó la chica-zombie desde su cajón maltrecho.
(Hacía mucho tiempo desde la última vez que sintió la presencia de alguien, así tan cerca.
En ese entonces ella aún era una chica-humana, de mejillas sonrosadas y sonrisa sincera...pero esa es otra historia...)
Ella se quedó escuchando, sin darse cuenta, con fascinación, los poemas melódicos que se filtraban en el aire helado.
Le parecía haberlos escuchado antes... tal vez cuando aún tenía vida...pero ella no podía explicar lo que sentía...
¿Acaso pueden sentir los muertos en vida?

El idiota pisó mal en una pila de ramas podridas y tropezó abruptamente
Para caer en un hoyo donde chocó contra algo que le hizo daño al golpear.
Al tiempo en que él se sacudía la tierra de los ojos,
La chica- zombie salía de su féretro despintado mirando atónita a ese ser extraño.
Cuando El Idiota por fin pudo ver claramente,
Se asustó al ver dos inmensos ojos, desorbitados por la sorpresa y el enfado.

Mientras la chica-zombie volvía a colocarse un brazo,
Preguntó entre maldiciones quién era a ese intruso
El Idiota no supo qué responder... él mismo no lo sabía.
A ella le causó gracia que alguien capaz de producir sonidos tan increíbles
No supiera responder a una pregunta tan sencilla.
Pero luego, al preguntarle El Idiota, quién era ella, la chica-zombie sólo calló... tampoco lo sabía.

Así pasaron las horas... tal vez 7 u 8 o 9... conversando, en ese pequeño hoyo.
Él le preguntó a ella el por qué de esa oscuridad, entre insectos de tierra y flores secas.
Ella le preguntó a él por su música.
Él no obtuvo respuesta,
Ella consiguió escuchar más de esos melodiosos poemas.
Él jugaba con el ruido del viento y los crujidos de las hojas secas que caían de los árboles.
Ella no podía hablar sin trabarse ante tal descubrimiento. Era algo que ni en vida había oído.

No se podria decir que la chica-zombie sentía su corazón latir a mil por hora
Porque éste se había detenido ya hace muchos años
Pero ella sabía que de haberlo tenido aún, estaría por estallarle dentro del pecho.
Ahora, la chica-zombie no podía mirar directamente al idiota, porque de haber tenido sangre corriendo en las venas,
Ésta se le hubiera ido a la cara.

El idiota estaba confundido porque sentía algo extraño después de tantas horas conversando con la chica-zombie.
Sentía algo que tal vez había sentido antes, pero no lo recordaba bien.
¿Sería que por primera vez le estaba tocando vivir? Tampoco lo sabía.
Pero algo en ella le hacía sentir una mezcla de miedo y fascinación, pero como era idiota, no podía explicárselo sin marearse.
Por su parte, a la chica-zombie se le terminaban las palabras. Se sentía morir de nuevo...¿Era eso posible?
Ella ya no recordaba el día en que se volvió una muerta en vida.
Tal vez fue un Lunes o un Jueves...tal vez había luna llena o menguante. Ya no lo recordaba.

Lo único que sabía era que ahora sentía volver a la vida.

Habiendo dicho estas palabras en voz alta, sin darse cuenta.
Algo raro sucedió.
El idiota dormía a su lado, se había quedado así mientras le tarareaba una nueva composición.
Por lo que no se dio cuenta de lo que sucedía a su costado.
Fue algo extraño y se podría decir, casi increíble.

Dentro del pecho de la chica-zombie, algo empezó a cobrar vida.
Todo empezó a cambiar a partir de ahí.
Ella sintió un dolor intenso mientras descubría que su corazón volvía a latir.
Luego, como un río caudaloso, reparó en la sangre que volvía a correr por sus venas
y un intenso dolor de cabeza la atacó, mientras veía una luz cegadora.
"Esto es... ya me van a llevar a donde sea que tenía que ir"-pensó ella.

Al escuchar un grito desgarrador, el idiota despertó de su profundo sueño
Y al ver a la chica-zombie sin moverse, no se sorprendió.
Después de todo estaba muerta.
Lo que le asustó fue cuando ella de un salto se incorporó y le quedó mirando fijamente.
Esos ojos no eran los que él había estado mirando hasta hace nada.

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La chica-zombie no recordaba nada de lo que había pasado al despertar.
Al despertar, o mejor dicho el volver a su realidad.
Ella seguía siendo un cadáver andante
Y ya no sentía la sangre en sus venas, ni su corazón latir, ni su cerebro funcionar.
Y, más que nada... ya no sentía la presencia del idiota a su lado.

¿Qué había pasado?¿Es que todo había sido un sueño?
No podía ser... ella nunca dormía.
No podía ser... todo fue demasiado real.
Ella había sido de nuevo una chica de verdad, como cuando aún vivía.
Había vivido de nuevo, claro que sí. Ella lo recordaba.
Aún podía sentir el último rezago de calidez en su piel.

Y mientras éste desaparecía, desaparecía también el recuerdo del idiota.
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El idiota caminaba de vuelta a casa, como si nada hubiera sucedido.
Mientras pensaba en lo que le había hecho a la chica- zombie.
Ella se había vuelto humana. Estaba seguro de eso.
Él, al verla así: tan real, tan normal, tan... persona,
Había sentido que no era la misma que él conoció.
Ella seguía mirándolo con esos ojos fascinados por él,
Pero ahora tenían brillo, no esa tristeza apagada que él casi amó.

El idiota sintió miedo de lo normal. Sintió miedo de esa sonrisa humana que veía ahora.
Y entonces decidió que lo mejor sería alejarse,
Por más que supiera que ella seguía siendo por dentro lo que él quería.
Aunque ahora sus mejillas fueran sonrosadas, y tuviera la sonrisa sincera,
Él pensó en que era mejor olvidarse de ella. Era mejor para ella, pues ahora que era humana
Se daría cuenta también que él era un idiota, y lo dejaría solo.

Creó entonces, una melodía hermosa, triste, desesperada y casi intolerable.
Un conjunto de sonidos que haría que ella quisiera alejarse.
Y mientras ella esperaba escuchar una de sus más bellas creaciones,
Se estrelló contra la realidad de algo que hizo que su corazón se detuviera.
No podía creer lo que estaba oyendo, y sintió que moría... una vez más.
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Dolía más de lo que ella recordaba...Esa sensación de dejar de existir.
Pero ya se iba acostumbrando. Recordó que no era la primera vez que volvía a morir.
Pero esta vez había sido diferente... había dolido más, había querido no volver a su estado normal.
Normalmente le gustaba ser una chica-zombie. No conocía más así.
Tal vez no había buscado bien, quién sabe.Tal vez era única.

Mientras pensaba en estas cosas, la chica-zombie iba desvaneciendo aún más de su memoria al idiota
Y es que todo fue tan fuerte pero tan breve, que prefirió hacer de cuenta que nunca había sucedido.
Prefirió volver a su lápida adornada con flores secas. Su mundo color tierra...
Descansaría unos cuantos cientos de años más, y luego todo volvería a la normalidad.
Si es que puede llamársele normal a seguir siendo un muerto en vida.
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La chica-zombie volvió con un manojo de ramas secas entre los brazos
Mientras tarareaba una melodía que no recordaba haber escuchado antes.
Al apartar la maleza de su lápida de marfil,
Cayó a sus pies una hoja de papel.
La chica- zombie no sabía leer partituras,
pero sintió un pinchazo en la cabeza, y supo por fin dónde había escuchado eso que había estado en su mente.

La chica- zombie prefirió no pensar y volver a su tumba.
Y ahí se quedó, como siempre. Como antes: Sin recuerdos, sin alma, sin vida.
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El idiota pensaba en soledad... pensaba en que en verdad había sido un idiota
Pero no se arrepintió, porque lo sentía normal en él.
Comportarse así, haber dejado que el miedo se apoderara de sus sentimientos.
Así era más fácil.
Así uno no se complica.
Así se puede ser, en paz, un buen idiota.
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